Lograr un embarazo es un proceso muy complejo a nivel anatómico y funcional, no obstante, cada mujer presenta una mayor o menor dificultad para lograrlo. Hoy queremos hacerte saber cómo de complejo es este suceso y ayudarte a entender mejor qué método es el mejor para concebir.
Para que se pueda producir un embarazo son imprescindibles tres elementos: que haya un óvulo maduro, que haya espermatozoides y que se puedan encontrar. Dicho así parece muy sencillo, pero en realidad estamos hablando de un proceso muy complejo desde el punto de vista biológico, que requiere la integridad tanto anatómica como funcional de todos los componentes del aparato reproductor.
En Conceptum sabemos lo importante que es invertir nuestro tiempo y esfuerzo en lograr un embarazo. Por eso queremos que os hagáis expertas en vuestra fisiología para que entendáis mejor la fertilidad y qué sucede dentro de cada una de vosotras periódicamente.
Regulación del ciclo reproductivo
En una mujer, cada mes, se repite el mismo proceso fisiológico con el objetivo de lograr, tarde o temprano, un embarazo. En general cada ciclo dura aproximadamente 28 días. No obstante, algunas mujeres experimentan diferencias en la duración del ciclo, con períodos más cortos (de 21 días), o más prolongados (de hasta 35 días).
Cuando te viene la regla se considera el día 1 del ciclo. En este momento la mujer presenta niveles mínimos de las hormonas que regulan el ciclo menstrual, así como también un grosor endometrial muy fino, a causa de su depravación durante la regla. Acto seguido, durante la primera fase del ciclo menstrual, conocida como Fase Folicular, predomina la hormona FSH, que actúa facilitando el reclutamiento y maduración de los folículos en el ovario que, a su vez, empiezan a sintetizar estrógenos. Los niveles de estrógenos van subiendo progresivamente hasta alcanzar su pico máximo, alrededor del día 14 del ciclo, el día de la ovulación.
Una de las funciones de los estrógenos es aumentar el grosor del epitelio endometrial para facilitar la futura implantación del embrión y licuar el moco cervical, para permitir el paso de los espermatozoides a través del cérvix hacia el interior del útero.
El pico de estrógenos provoca un pico de la hormona luteinizante (LH, por sus siglas en inglés). Esta hormona actúa hacia el final de la Fase Folicular, induciendo la maduración final del óvulo y la ovulación, que es la rotura del folículo dominante y la expulsión del ovocito maduro hacia las trompas de Falopio, dónde esperará para ser fecundado por un espermatozoide. A su vez, la hormona LH provoca un cambio en la segregación hormonal del folículo dominante, ahora denominado cuerpo lúteo. Éstos reducen su síntesis de estrógenos y aumentan la producción de progesterona. En este momento se dice que se entra en la Fase Lútea.
A diferencia de los estrógenos, la función de la progesterona es cambiar la conformación del endometrio, haciéndolo más receptivo y manteniendo su grosor. Tras la ovulación, la presencia de la progesterona cambia el patrón molecular del moco cervical, dando lugar a un moco laberíntico, espeso y hostil al paso de los espermatozoides.
Si tras 28 días no ocurre la implantación de un embrión en el endometrio uterino, el cuerpo lúteo se degrada, el endometrio se desprende en forma de menstruación y se inicia el ciclo siguiente. Por contra, si se produce la implantación y el embarazo, el cuerpo lúteo sigue secretando progesterona y -hCG (Gonadotropina Coriónica humana), manteniendo sus niveles altos y evitando que se produzca un nuevo ciclo. Por este motivo, cuando se realiza un test de embarazo se mide la concentración de -hCG, porque se encuentra en alta concentración. De ahí lo de “beta positiva” o “beta negativa”.
Entonces, ahora que nos hemos convertido en unos expertos del ciclo menstrual y la ovulación, vamos a tratar de resolver las dos preguntas más frecuentes sobre cómo podemos aplicar estos conocimientos para lograr el embarazo
¿Cuáles son mis días más fértiles?
Lo importante es conocer nuestro ciclo. Si sabemos cuando se produce la ovulación sabremos cuando es nuestro período más fértil. En general, se considera período fértil a los 5 días previos a la ovulación y hasta 1 día después.
¿Cómo podemos saber cuál es nuestra ovulación?
Existen varios métodos para intuir y/o averiguar en qué momento se produce la ovulación:
- Método Billings o moco cervical: en los días más fértiles, en torno al día de la ovulación, el flujo vaginal se vuelve más transparente, menos denso y más líquido.
- Temperatura basal: identificar el aumento de 0,2 – 0,5ºC de la temperatura que se produce tras la ovulación por efecto de la progesterona. No se puede predecir cuándo se producirá la ovulación, pero sí indicar cuándo se ha producido.
- Aumento de la hormona luteinizante (LH): sabemos que la LH es la hormona que desencadena la ovulación y controla la secreción de progesterona. Puede detectarse en la orina entre 24 y 36 horas antes de la ovulación con un test que se vende en farmacias y es fácil de utilizar en casa.
- Otros indicadores secundarios y no tan fiables son aquellos en que algunas mujeres pueden experimentar durante su ventana fértil: dolor abdominal durante la ovulación, ligero sangrado vaginal de color rosa o marrón durante la ovulación o un mayor deseo sexual.
Si aún así te ha quedado alguna duda o quieres realizar tu propia consulta, ¡no dudes en ponerte en contacto con nosotros! https://www.conceptum.es/